miércoles, 12 de febrero de 2014

Día de San Valentín



Por: Vince Sacksteder

Nada dice “Te amo” como estar abierto a tener hijos.
Sólo piense en ello por un minuto.

Una persona que está dispuesta a concebir un hijo con su pareja está diciendo con todo su cuerpo, "Estoy dispuesto a tener un hijo contigo". "Eso significa que me encanta todo de ti, tanto que quiero que otra persona, que puede ser como tú, exista,. Quiero ver tus ojos y tu sonrisa en nuestro hijo. Quiero a alguien que camina como tú, habla como tú, toma decisiones como tu. Quiero ayudar a crear a alguien parecido a ti”. Eso es bastante romántico.

Concebir una nueva vida también es un profundo compromiso de hacer lo que sea necesario para que esta nueva, única, "imagen" de sus padres, crezca en el mundo. Cuando una pareja se compromete a tener un hijo, se están inscribiendo para una gran cantidad de auto-sacrificio, que es el corazón del amor real. El Beato Juan Pablo II describe el amor como el deseo y el actuar hacia el bien de otro ser humano. Los padres tienen que hacer esto constantemente, desde el momento en que se sabe que existe su hijo. Los bebés son trabajo duro. Los niños pequeños son  trabajo duro. Los adolescentes son trabajo duro. Incluso los hijos mayores de edad son trabajo duro a veces.

Sin embargo, todo este trabajo totalmente vale la pena, porque estás alimentando en tu hijo el bien que vez en tu cónyuge. Una persona que tiene un hijo con alguien  se embarca en  un compromiso de por vida para poner sus necesidades en segundo lugar a las necesidades de sus hijos, y para trabajar con su pareja para construir una vida para ellos y para sus hijos. 

Eso no es sólo muy romántico, es maravillosamente romántico.

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