Presentación
María Virgen e Inmaculada, pedagoga del misterio de Cristo y de la Iglesia.
Su
escucha de la Palabra es modelo para los creyentes porque la manera que
ella vive su intimidad con el verbo es de forma única y especial: (DA
n.270): "Hoy, cuando en nuestro continente latinoamericano y
caribeño se quiere enfatizar el discipulado y la misión, es ella quien
brilla ante nuestros ojos como imagen acabada y fidelísima del
seguimiento de Cristo. Ésta es la hora de la seguidora más radical de
Cristo, de su magisterio discipular y misionero, al que nos envía el
Papa Benedicto XVI: “María Santísima, la Virgen pura y sin mancha es
para nosotros escuela de fe destinada a guiarnos y a fortalecernos en
el camino que lleva al encuentro con el Creador del cielo y de la
tierra. El Papa vino a Aparecida con viva alegría para decirles en
primer lugar: permanezcan en la escuela de María. Inspírense en sus
enseñanzas."
María
desde su gloriosa Asunción en cuerpo y alma sigue su función de madre
resucitada en los cielos, educándonos maternalmente en el camino de
conversión y entrega así como lo hizo en el cenáculo. Ella sigue
intercediendo para que hagamos lo que Él nos diga (Jn 2, 5) para que se
transforme el agua en vino y para que el vino se transforme en la sangre
de Jesús en la Eucaristía. En la medida que escucha la Palabra como en
la anunciación sin dificultad e inmediata, María la recibe, se deja
confrontar por lo que le dice al corazón, y al no encontrar titubeos ni
dudas que le haga rechazar lo que Dios le revela interiormente, solo
vive una claridad de conciencia, la capta en su significado más profundo
de manera inteligente espiritual, la acepta y la pone en obra. La
Palabra se hace eucaristía en ella al unirse al recuerdo de su Hijo de
su pasión, muerte y resurrección, y acontece la Navidad en nuestros
corazones de creyentes.
En la Historia de la Salvación
El
pecado original de Eva consistió en desoír la palabra y desobedecer
(ob-audire-obediencia). María al ser concebida sin pecado y redimida por
Cristo desde su propia concepción puede dejar fluir la palabra, la
memoriza, se deja tocar por ella, conversa con ella, dialoga con Dios al
hablar en lo íntimo de su conciencia y este movimiento de su corazón le
permite comprender que su voluntad y deseo coinciden con el Plan de
Dios. Su entrega es voluntaria decidida y pronta, su respuesta es un
acto de comunión con Dios, consigo misma, aceptando que su hijo sea
destinado para reinar y para la salvación del mundo (Lc 1, 31-33).
La
Encarnación del Verbo es el encuentro del misterio del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo en la persona de María, que de esta forma lo
anticipa y lo realiza por toda la Iglesia. Al realizarse este misterio
en el corazón de María, ella queda sellada de tal manera por la gracia,
que con prontitud, según Lucas, sale al encuentro de Isabel, llevando la
presencia de Cristo en su seno y llena del Espíritu Santo. Dice el papa
Benedicto que ella realiza la primera procesión eucarística (En los
jardines vaticanos, 31-V-2005) y promueve así el acción del espíritu
discípula y misionera, transformada en pedagoga, educadora de la
Eucaristía encarnada y de la comunión en la Iglesia. He aquí el sentido
mariano presente en la celebración de la Santa Eucaristía: la relación
profunda entre María, la Palabra encarnada y la acción del Espíritu
Santo en Ella como tipo y modelo de la Iglesia. La liturgia de Navidad
celebra este misterio de nuestra fe que marca el alma de la Iglesia.
Fe y razón
La
ciencia y la fe coinciden en la comprensión profunda de la verdad del
misterio de la unión maternal filial que celebramos en la Encarnación y
en la Navidad de nuestro Señor Jesucristo. Un hallazgo científico recién
en estos últimos años, nos ayuda a comprender: “Se encuentran
células del bebé en el cuerpo de sus madres (y éstas ayudan a reparar
sus órganos). Se habla en medicina del microquimerismo fetal, que es el
nombre que recibe el fenómeno por el que algunas células del bebé pasan
al cuerpo de la madre y algunas células de la madre pasan al feto y
pueden persistir por anos no solo en el embarazo y en la etapa de
amamantamiento. Lo que se sabía por entonces es que las células del bebé
eran células madre pluripotentes que podían ayudar a regenerar algunos
tejidos y órganos de la madre, aunque también podían afectar
negativamente en algunos casos. Ahora sabemos, además, que podrían
ayudar a detener las células cancerosas y que pueden llegar incluso al
cerebro materno, pudiendo quizás prevenir la aparición del Alzheimer y
otras enfermedades cerebrales.” (La relación materno-fetal en:http://www.bebesymas.com/ salud-de-la-madre/un-hallazgo- sorprendente-encuentran- celulas-del-bebe-en-el-cuerpo- de-sus-madres-y-estas-ayudan- a-reparar-sus-organos)
De
esta manera la concepción y el nacimiento del Hijo de Dios no
menoscaban la virginidad de María ni el orden natural de la creación,
pero tampoco ocultan, más bien revelan el orden de la maternidad según
la gracia divina, según el designio de Dios para la salvación del
hombre.
La liturgia de la Palabra y la Encarnación
María
en el evangelio de Lucas celebra con alegría la grandeza del Señor en
su vida y en la vida de la comunidad creyente y nos indica cómo hacerlo:
(τη χαρά και τη χάρη: ti chará kai ti chár: gracia y alegría: es una misma expresión de carácter mesiánico). Además de utilizarlo en la Anunciación y en el Magnificat,"San
Lucas manifiesta la "alegría" a través del evangelio como gozo por las
obras de Cristo (Lc 13, 17; 19, 6) y como sentimiento del pueblo (Lc 18,
43; 19, 37). La acentuación de esta alegría sucede cuando los apóstoles
después de la Ascensión, vuelven a Jerusalén con "gran alegría" (Lc 24,
52)"(Antonio Llamas, voz Gozo-Alegría en DJN). En San
Pablo adquiere una connotación que relaciona con el Espíritu Santo y el
sentido escatológico: “San Pablo usa el sustantivo unido a su trabajo
apostólico, como fruto del Espíritu (Flp 1, 25; Gál 5, 22) y así acentúa
el carácter escatológico (Rm 12, 12; 15, 13). Pero sobre todo el
apóstol San Pablo en la carta a los Filipenses esta alegría se anuncia
de principio a fin y crece mediante el anuncio de Cristo. El juego entre
el presente y el futuro lleva la atención sobre el futuro juicio y el
rendir cuentas." (Ibíd.). Es una expresión celebrativa puesta en los
labios y en el corazón de María que expresa al mismo tiempo que Ella es
participe del misterio pascual y es modelo para toda la Iglesia en el
ejercicio del culto: (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1346): "La
liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística constituyen juntas "un
solo acto de culto" (SC56); en efecto, la mesa preparada para nosotros
en la Eucaristía es a la vez la de la Palabra de Dios y la del Cuerpo
del Señor (cf. DV 21)".
La
liturgia de la Palabra recoge esta actitud mariana y eclesial
(performativa, es decir enunciado que implica la realización simultánea
por el hablante de la acción evocada) frente al acontecimiento de la
Palabra en la Encarnación y en la Eucaristía: primero anunciada,
recibida y después proclamada y celebrada (Beato Pablo VI, Marialis Cultus n.
16-23) donde ambos aspectos se unifican, como en la actitud espiritual
de María frente al misterio, las dos partes de la celebración
eucarística, expresadas en las actitudes espirituales de virgen oyente y
oferente. Así es la Iglesia que oye y ofrece el misterio del Verbo
encarnado que se hace niño entre nosotros.
Navidad tiempo de esperanza que se hace amor
La
fe cristiana no es solo comunicación de cosas sino una comunicación que
cambia la vida. Usando términos de la filosofía del lenguaje, el Papa
Benedicto XVI afirma en el documento Spe Salvi que el mensaje cristiano no es solo“informativo” sino “performativo”: transforma el sujeto y crea una acción reciproca transformante en los demás: "Antes
de abordar la cuestión sobre si el encuentro con el Dios que nos ha
mostrado su rostro en Cristo, y que ha abierto su Corazón, es para
nosotros no sólo « informativo », sino también « performativo », es
decir, si puede transformar nuestra vida hasta hacernos sentir redimidos
por la esperanza que dicho encuentro expresa, volvamos de nuevo a la
Iglesia primitiva." (Benedicto XVI, Spe Salvi, 30 de noviembre de 2007, n. 4), o ver también desde el aporte de la filosofía del lenguaje la publicación de Hugo Aguilar, La performatividad o técnica de la construcción de la subjetividad, Universidad Nacional de Río Cuarto (hugda@yahoo.com)
El
catecismo explica que es la liturgia de la Palabra, definición que
perfectamente calza en la disposición interior de María frente a la
Palabra (CEC n. 1349) así en como de toda la Iglesia: "La liturgia de
la Palabra comprende "los escritos de los profetas", es decir, el
Antiguo Testamento, y "las memorias de los Apóstoles", es decir sus
cartas y los Evangelios; después la homilía que exhorta a acoger esta
palabra como lo que es verdaderamente, Palabra de Dios (cf 1 Ts 2,13), y
a ponerla en práctica; vienen luego las intercesiones por todos los
hombres, según la palabra del apóstol: "Ante todo, recomiendo que se
hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los
hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad" (1 Tm 2,1-2)."
Conclusión
La
acción performativa del Espíritu Santo de la misma manera que en María,
impulsa e inspira en la Iglesia la Revelación de Cristo hecho Niño
entre nosotros, la trasmite (CEC nn. 76, 81, 105), la interpreta en las
sagradas escrituras CEC nn. 109-19; 137), y suscita la oración de la
Iglesia. La palabra misma se transforma en fuente de vida espiritual
para el creyente (CEC nn. 131, 2687, 2697), es decir se realiza en el
corazón de la Iglesia la vida en el Espíritu.
Y
en esto María es la obra maestra del Espíritu Santo en su misión (CEC
nn. 721-726), dado que la preparó, en ella realiza el designio del
Padre, en Ella manifiesta el Hijo, la pone en comunión con Cristo y con
los hombres y al final de toda su misión ella se convierte en la nueva
Eva madre del Cristo total (Jn 19, 25-27). Esta maternidad espiritual de
María, según el espíritu, es totalmente encarnativa y pascual, por su
característica eucarística y comunional: es la inspiración central de la
liturgia de la Iglesia en el tiempo de Adviento y Navidad por lo cual
siempre la fe en el Mesías se transforma en la esperanza de su llegada y
la esperanza genera el amor al fin hallado. ¡Es Navidad, Alegría y Paz
para todos en el mundo!
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