Autor: Secretaría General del Sínodo de los Obispos | Fuente: Instrumentum Laboris
Los desafíos pastorales acerca de la apertura a la vida
121.
En referencia al tema de la apertura a la vida, en las últimas décadas,
se han planteado objeciones radicales. En este campo se tocan
dimensiones y aspectos de la existencia muy íntimos, acerca de los
cuales se ponen de relieve las diferencias sustanciales entre una visión
cristiana de la vida y la sexualidad, y un planteamiento fuertemente
secularizado. Por otra parte, Pablo VI, al publicar la carta Encíclica
Humanae Vitae, era muy consciente de las
dificultades que sus afirmaciones podrían suscitar en el tiempo. Así,
por ejemplo, escribía en ese documento: «Se puede prever que estas
enseñanzas no serán quizá fácilmente aceptadas por todos: son demasiadas
las voces -ampliadas por los modernos medios de propaganda- que están
en contraste con la de la Iglesia. A decir verdad, ésta no se maravilla
de ser, a semejanza de su divino Fundador, "signo de contradicción",
pero no deja por esto de proclamar con humilde firmeza toda la ley
moral, natural y evangélica» (HV 18).
122. La Encíclica Humanae
Vitae tuvo un significado claramente profético al subrayar la unión
inquebrantable entre el amor conyugal y la transmisión de la vida. La
Iglesia está llamada a anunciar la fecundidad del amor, a la luz de la
fe que «ayuda a captar en toda su profundidad y riqueza la generación de
los hijos,
porque hace reconocer en ella el amor creador que nos da y nos confía el
misterio de una nueva persona» (LF 52). Muchas de las dificultades que
señalan las respuestas y observaciones resaltan la fatiga del hombre
contemporáneo en cuanto al tema de los afectos, de la generación de la
vida, de la reciprocidad entre el hombre y la mujer, de la paternidad y
la maternidad.
Conocimiento y recepción del Magisterio sobre la apertura a la vida
123.
Las respuestas relativas al conocimiento de la doctrina de la Iglesia
sobre la apertura a la vida de los esposos, con particular referencia a
la Humanae Vitae, describen de modo realista el hecho que, en la gran
mayoría de los casos, no se conoce su dimensión positiva. Quienes
afirman que la conocen pertenecen casi siempre a asociaciones y grupos
eclesiales que frecuentan las parroquias o participan activamente en
caminos de espiritualidad familiar. En la
gran mayoría de las respuestas recibidas, se pone de relieve que hoy la
mentalidad común percibe como una injerencia en la vida íntima de la
pareja y una limitación a la autonomía de la conciencia la valoración
moral de los diferentes métodos de regulación de los nacimientos.
Ciertamente
hay diferencias de posición y de actitudes, que adoptan los creyentes
en relación a este tema según los contextos geográficos y sociales,
entre quienes se encuentran inmersos en culturas fuertemente
secularizadas y tecnificadas y quienes viven en contextos sencillos y
rurales. Muchas respuestas mencionan la impresión de que para un buen
número de católicos el concepto de "paternidad y maternidad responsable"
engloba la responsabilidad compartida de elegir en conciencia el método
más adecuado para la regulación de los nacimientos, en base a una serie
de criterios que
van de la eficacia a la tolerabilidad física, pasando por el hecho de
que sea realmente practicable.
124. Sobre todo en las
observaciones, se pone de relieve que cuesta entender la distinción
entre los métodos naturales de regulación de la fertilidad y la
contracepción, tanto que generalmente dicha diferencia en clave
mediática se traduce en la terminología de métodos contraceptivos
"naturales" y "no naturales". De aquí, se comprende por qué dicha
distinción sea percibida como un pretexto y los métodos "naturales" se
consideran simplemente ineficaces e impracticables. Los métodos
naturales para la regulación de la fertilidad no son "técnicas"
naturales que se aplican a un problema para resolverlo: tales métodos,
en efecto, respetan la "ecología humana", la dignidad de la relación
sexual entre los cónyuges, y se enmarcan en una visión
de la relación conyugal abierta a la vida. En este sentido, se
diferencian de la contracepción y la experiencia demuestra la eficacia
de su uso.
125. Respuestas y observaciones señalan que se percibe
fuertemente la diferencia entre métodos contraceptivos "abortivos" y
"no abortivos". Con frecuencia se usa este criterio de juicio acerca de
la bondad moral de los diferentes métodos. Además, en las respuestas
recibidas, y sobre todo en diversas observaciones, se señalan las
dificultades relativas a la profilaxis contra el SIDA/HIV. El problema
es grave en algunas zonas del mundo donde esta enfermedad está muy
difundida. Se siente la necesidad de que la posición de la Iglesia
respecto de este tema se explique mejor, sobre todo frente a algunas
reducciones caricaturescas de los medios de comunicación.
Precisamente
en obediencia a una mirada personalista y relacional, parece necesario
no limitar la
cuestión a problemáticas meramente técnicas. Se trata de acompañar
dramas que marcan profundamente la vida de innumerables personas,
haciéndose promotores de un modo verdaderamente humano de vivir la
realidad de la pareja, en situaciones a menudo arduas, que merecen la
debida atención y un sincero respeto.
Algunas causas de la difícil recepción
126.
Todas las respuestas suelen subrayar que las dificultades para recibir
el mensaje de la Iglesia acerca del amor fecundo entre el hombre y la
mujer están relacionadas con la enorme brecha entre la doctrina de la
Iglesia y la educación civil, sobre todo en las áreas geográficas
mayormente afectadas por la secularización. Las respuestas provenientes
de las Conferencias Episcopales hacen sobre todo hincapié en la
diferente antropología de fondo. Se señala que existen grandes
dificultades a la
hora de expresar adecuadamente la relación entre la antropología
cristiana y el sentido de la regulación natural de la fertilidad.
La
reducción de la problemática a la casuística no favorece la promoción
de una visión amplia de la antropología cristiana. Con frecuencia se
señala que la mentalidad dominante rechaza de modo superficial la
enseñanza de la Iglesia tachándola de retrógrada, sin confrontarse con
sus razones y su visión del hombre y la vida humana.
127. En
algunas respuestas, se relaciona la mentalidad contraceptiva
generalizada con la sólida presencia de la ideología de género, que
tiende a modificar algunas estructuras fundamentales de la antropología,
entre las cuales el sentido del cuerpo y de la diferencia sexual, que
se sustituye con la idea de la orientación de género, hasta proponer la
subversión de
la identidad sexual. A este propósito, muchas voces señalan la necesidad
de ir más allá de las condenas genéricas contra dicha ideología -cada
vez más penetrante-, para responder de manera fundada a esa posición,
hoy ampliamente difundida en muchas sociedades occidentales.
En
ese sentido, el descrédito dado a la posición de la Iglesia en materia
de paternidad y maternidad no es más que una pieza de una mutación
antropológica que algunas realidades muy influyentes están promoviendo.
La respuesta, por tanto, no podrá ser sólo relativa a la cuestión de los
contraceptivos o de los métodos naturales, sino que deberá plantearse a
nivel de la experiencia humana decisiva del amor, descubriendo el valor
intrínseco de la diferencia que marca la vida humana y su fecundidad.
Sugerencias pastorales
128.
Desde
el punto de vista pastoral, las respuestas, en numerosísimos casos,
indican la necesidad de una mayor difusión -con un lenguaje renovado y
proponiendo una visión antropológica coherente- de cuanto se afirma en
la Humanae Vitae, sin limitarse a los cursos prematrimoniales, sino
ofreciendo también itinerarios de educación al amor. Algunas respuestas
sugieren que la presentación de los métodos de regulación natural de la
fertilidad se haga en colaboración con personas realmente preparadas,
tanto desde el punto de vista médico como pastoral. A este fin, se
insiste en la colaboración con centros universitarios dedicados al
estudio y profundización de dichos métodos, en el ámbito de la promoción
de una visión más ecológica de lo humano. Del mismo modo, se sugiere
dar más espacio a esta temática en el ámbito de la formación de los
futuros presbíteros en los seminarios, ya que los sacerdotes a veces no
están preparados para afrontar estos temas, y dan indicaciones inexactas
y desconcertantes.
Acerca de la praxis sacramental
129.
En el ámbito de las sugerencias pastorales relativas a la apertura a la
vida, se encuentra el tema de la praxis sacramental vinculada a estas
situaciones, tanto por lo que se refiere al sacramento de la penitencia,
como a la participación en la Eucaristía.
A este propósito, las
respuestas son esencialmente concordes a la hora de observar que, en
las áreas de fuerte secularización, en general, las parejas no
consideran pecado el uso de los métodos anticonceptivos; en
consecuencia, normalmente se tiende a no considerar esto materia de
confesión y se acercan sin problemas a la Eucaristía. Diversamente, se
subraya que permanece íntegra entre los fieles la
conciencia del aborto como pecado extremamente grave, siempre materia de
confesión.
Algunas respuestas afirman que hoy "el examen de
conciencia" de las parejas cristianas se concentra en la relación entre
los cónyuges (infidelidad, falta de amor), mientras que más bien se
descuidan los aspectos de la apertura a la vida. Esto confirma la
debilidad con la que con frecuencia se percibe la relación entre la
entrega de sí al otro en la fidelidad y la generación de la vida. Las
respuestas también ponen de relieve que la actitud pastoral de los
sacerdotes en referencia a este tema está muy diversificada: entre quien
asume una posición de comprensión y acompañamiento; y quien, en cambio,
se muestra muy intransigente, o al contrario laxista. Se confirma así
la necesidad de revisar la formación de los presbíteros sobre estos
aspectos de la pastoral.
Promover
una mentalidad abierta a la vida
130. En algunas zonas
del mundo, la mentalidad contraceptiva y la difusión de un modelo
antropológico individualista determinan una fuerte caída demográfica,
cuyas consecuencias sociales y humanas no se toman en consideración
adecuadamente. Las políticas contrarias a la natalidad cambian la
calidad de la relación entre los cónyuges y la relación entre las
generaciones. Por tanto, en el ámbito de la responsabilidad pastoral de
la Iglesia se impone una reflexión acerca de cómo poder sostener una
mentalidad mayormente abierta a la vida.
131. Muchas respuestas y
observaciones señalan el vínculo entre la apertura a la natalidad y la
cuestión social y laboral: la promoción de la natalidad está
intrínsecamente conectada con la presencia de condiciones que permitan a
las parejas jóvenes adoptar con
libertad, responsabilidad y serenidad la decisión de engendrar y educar a
los hijos. Jardines de infancia, horarios de trabajo flexibles,
permisos por maternidad y facilidad de reinserción en la situación
laboral, se consideran condiciones decisivas al respecto. En ese
sentido, los cristianos también tienen la responsabilidad civil de
promover leyes y estructuras que favorezcan un enfoque positivo respecto
de la vida naciente.
Desde un punto de vista más puramente
pastoral, en las respuestas, se pone de relieve la utilidad de los
consultores familiares vinculados a las diócesis y de las asociaciones
de familias, que sean testigos de la belleza y del valor de la apertura a
la vida. Se recomienda que el Sínodo ayude a redescubrir el sentido
antropológico profundo de la moralidad de la vida conyugal, que, más
allá de todo moralismo, implica un impulso sincero a vivir la belleza
exigente del amor cristiano
entre el hombre y la mujer, valorizado con vistas al amor más grande,
que llega hasta dar la vida por los amigos (cfr. Jn15,13). No faltaron
respuestas que invitan a redescubrir el sentido de la castidad conyugal,
en relación a la autenticidad de la experiencia amorosa.
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