lunes, 20 de octubre de 2014

Una Santa Encíclica


Padre Frank Pavone
Director Nacional, Sacerdotes por la Vida
20 de octubre 2014

Traducción: Liliana Cote de Bejarano 


Más importante que los debates o documentos del Sínodo de los Obispos, que acaba de concluir fue el acto con el que concluyó. Ayer, en el Vaticano, el Papa Francisco volvió a declarar de manera oficial la santidad de uno de sus predecesores: beatificó al Papa Pablo VI, el Papa que llevó  el Concilio Vaticano II hasta su conclusión y también emitió la encíclica Humanae Vitae (25 de julio 1968 ) - un documento precedido y seguido de no poca controversia, y, a veces llamado "la encíclica del control de la natalidad."

Humanae Vitae no identifica el problema clave de nuestros días en el ámbito de las relaciones sexuales o los nacimientos o "la píldora", sino más bien en el mito de que nosotros podemos ser Dios. El Papa Pablo VI  escribe al principio del documento, "
el hombre ha llevado a cabo progresos estupendos en el dominio y en la organización racional de las fuerzas de la naturaleza, de modo que tiende a extender ese dominio a su mismo ser global: al cuerpo, a la vida psíquica, a la vida social y hasta las leyes que regulan la transmisión de la vida. "(n.2).

El Papa aquí está pintando una visión más amplia del problema. Creemos que todo nos pertenece, pero la realidad es que pertenecemos a Dios. "Humanae Vitae" significa "De la vida humana." La vida humana viene de Dios, es de Dios, y vuelve a Dios. "Usted no es su propiedad," St. Paul declara. "Ustedes han sido compradosa un gran precio" (1 Cor. 6: 19-20). El sexo y tener hijos son aspectos de todo un conjunto de realidades que conforman nuestra vida y actividades. Sufrimos de la ilusión de que todas estas actividades nos pertenecen. "Esta es mi vida, mi cuerpo, mi elección”.

El problema que enfrentamos no es que nuestra sociedad está obsesionada con el sexo. Más bien, le tiene miedo -- miedo de la realidad total y el poder de lo que representa, de dónde viene y para dónde conduce.  El sexo bien entendido requiere que reconozcamos que  Dios lo hizo. Más que eso, el sexo nunca puede separarse de su propósito: para insertar en este inmenso poderoso movimiento, de vida y de amor que comenzó cuando Dios dijo: "Hágase la luz" (Génesis 1: 3) y culmina cuando el Espíritu y la esposa dicen: Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22:17).

La actividad sexual significa tanto que no es correcto disminuir su mensaje o negar su realidad total: pertenece al contexto del amor comprometido (sellado por el matrimonio) y la apertura a la vida, precisamente porque este es el único contexto lo suficientemente grande como para contener su mensaje y reflejar la gran realidad que nos señala el don de la sexualidad y a la que nos compromete.

Esta es una realidad que es más grande que todos nosotros. Es el don de sí, que comienza en la Trinidad, y se revela de una manera sorprendente en la Cruz, y luego nos desafía a cada uno de nosotros en nuestra interacción diaria con los demás, con Dios y con nuestro propio destino eterno. Es tan real y tan grande que da miedo. Es por eso por lo que muchos hoy en día tienen miedo de la realidad y el significado de las relaciones sexuales. Es por eso que el Papa Pablo VI escribió Humanae Vitae.

Parte de la razón por la que ahora llamamos al Papa Pablo VI bendito, es para recordar a los fieles de esta enseñanza, y del santo Papa que la articulo tan bien.

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