lunes, 21 de septiembre de 2015

¿Cómo podemos prepararnos para el Encuentro Mundial de las Familias?



"El amor es nuestra misión" ¡La familia plenamente viva!


Falta solo un día para el inicio del Encuentro Mundial de las Familias. Todos nos estamos preparando para la llegada del ¡Papa Francisco! a los Estados Unidos. Voluntarios, medios de comunicación y las familias que están llegando de todo el mundo, esperan que este encuentro de muchos frutos.


La catequesis preparatoria para el encuentro juega un papel central. La diócesis de Filadelfia quien dio la acogida este año al encuentro escribió la catequesis  preparatoria—una colección de lo que los católicos creen sobre el propósito del ser humano, el matrimonio y la familia.


La catequesis, como el Encuentro Mundial, es para personas de todas las edades en todas las etapas de la vida. Las verdades sobre la familia reunidas en el documento de preparación para cada encuentro es lo que la Iglesia Católica enseña tradicionalmente, así que esto no es una nueva enseñanza, pero cada uno de estos documentos preparatorios tienen énfasis particulares en base a los problemas actuales del país anfitrión y lo que el  mundo en general afronta en el momento.


La catequesis preparatoria del Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia 2015 constituye la base de los programas en la reunión, ya que el equipo anfitrión tomó los temas del contenido de la catequesis preparatoria y los desarrolla en las  pláticas, juegos juveniles y otras actividades divertidas para las familias.


Las famosas palabras del Padre de la Iglesia primitiva, San Ireneo, “la  gloria de Dios es el hombre viviente” nos recuerdan que de igual manera, la gloria de los hombres y de las mujeres es su capacidad de amar como Dios ama. La vida en familia es un llamado a encarnar este amor en la vida cotidiana.


La catequesis se despliega en diez capítulos partiendo del propósito de nuestra creación y prosigue con la naturaleza de nuestra sexualidad, la alianza del matrimonio, la importancia de los niños, el lugar del sacerdocio y la vida religiosa en la ecología de la comunidad cristiana; el hogar cristiano como un refugio para el corazón herido; el papel de la Iglesia; y el testimonio misionero de las familias cristianas hacia un mundo más amplio.


Aunque todos no podemos viajar a Filadelfia, aquí está un extracto de la Catequesis Preparatoria que le dará una buena idea de lo que se hace hincapié: "El amor es nuestra misión, y es por amor a Dios y a los demás que estaremos plenamente vivos."


I. Creados para ser partícipes de su gozo


Somos más que un accidente evolutivo. Somos más grandes que la suma de nuestra biología. Dios existe. Dios es bueno. Dios nos ama. Nos hizo a su imagen para que participemos de su gozo. Participa activamente en nuestra vida. Envió a su único Hijo para restablecer nuestra dignidad y guiarnos de regreso a Él.


II. La misión del amor


Dios obra a través de nosotros. Nosotros tenemos una misión. Estamos en el mundo con un propósito: recibir el amor de Dios y demostrar el amor de Dios a los demás. Dios busca sanar un universo quebrantado. Nos pide que seamos sus testigos y ayudantes en esa obra.


III. El significado de la sexualidad humana.


El mundo tangible, terrenal y corpóreo es más que materia inerte o arcilla de modelar para la voluntad humana. La creación es sagrada. Esta tiene un significado sacramental. La creación refleja la gloria de Dios. Eso incluye nuestro cuerpo. Nuestra sexualidad tiene el poder de procrear y participa en la dignidad de ser creados a imagen de Dios. Tenemos que vivir según este principio.


IV. Dos que pasan a ser uno


No fuimos creados para estar solos. Los seres humanos se necesitan y se completan mutuamente. La amistad y la comunidad satisfacen ese anhelo con vínculos de amor y de intereses comunes. El matrimonio es una forma de amistad particularmente íntima que llama a un hombre y a una mujer a amarse de manera comparable a la alianza de Dios. El matrimonio es un Sacramento. El amor del matrimonio es fructífero y se ofrece sin reservas. Este amor existe a imagen de la fidelidad de Jesús a la Iglesia.


V. Crear el futuro.


El matrimonio tiene como propósito ser fértil y recibir la vida nueva. Los niños dan forma al futuro, así como a ellos se les da forma en su familia. Sin niños, no puede haber futuro. Los niños criados con amor y guía son el cimiento de un futuro amoroso. Los niños heridos presagian un futuro herido. Las familias son la base sólida para todas las comunidades más extendidas. Las familias son Iglesias domésticas, lugares donde los padres ayudan a los niños a descubrir que Dios los ama y tiene un plan para la vida de cada uno de ellos.


VI. Todo amor es fecundo


No todos están llamados al matrimonio. Pero toda vida tiene el propósito de ser fértil. Toda vida tiene el poder y la necesidad de nutrir la vida nueva: si no es a través de dar a luz y criar niños, entonces a través de otras formas vitales de entrega personal, de desarrollo y de servicio. La Iglesia es una familia ampliada de diferentes vocaciones, cada una distinta, pero cada una necesitando de las demás y apoyándolas. El sacerdocio, la vida religiosa y la vocación laica célibe enriquecen y son enriquecidos por el testimonio del estado matrimonial.

Las maneras diferentes de ser castos y célibes fuera del matrimonio son maneras de entregar la propia vida al servicio de Dios y de la comunidad humana.


VII. Luz en un mundo oscuro


En el mejor de los casos, la familia es una escuela de amor, justicia, compasión, perdón, respeto mutuo, paciencia y humildad en medio de un mundo oscurecido por el egoísmo y el conflicto. Es así como la familia enseña lo que significa ser humano. Sin embargo, surgen muchas tentaciones que intentan persuadirnos a olvidar que el hombre y la mujer son creados para la alianza y la comunión. Por ejemplo, la pobreza, la riqueza, la pornografía, la anticoncepción, los errores filosóficos y otros errores intelectuales pueden crear contextos que desafíen o amenacen una vida familiar sana. La Iglesia se opone a estas cosas para proteger a la familia.


VIII. Un hogar para los que sufren.


Muchas personas, especialmente hoy, enfrentan situaciones dolorosas que surgen de la pobreza, la discapacidad, la enfermedad y las adicciones, el desempleo y la soledad de la edad avanzada. Pero el divorcio y la atracción por el mismo sexo impactan en la vida de la familia de maneras diferentes y a la vez poderosas. Las familias y las redes de familias cristianas deben ser fuentes de misericordia, seguridad, amistad y apoyo para los que luchan contra estos problemas.


IX. Madre, Maestra y Familia: La naturaleza y la función de la Iglesia.


La Iglesia tiene formas institucionales porque debe trabajar en el mundo. Pero eso no agota su esencia. La Iglesia es la Esposa de Cristo; es “ella”, no “esa”. Según las palabras de San Juan XXIII, ella es nuestra madre y maestra, nuestra consoladora y guía, nuestra familia de fe. Aunque su pueblo y sus líderes pequen, seguimos necesitando la sabiduría de la Iglesia, sus Sacramentos, su apoyo y su proclamación de la verdad, porque ella es el cuerpo de Jesús mismo en el mundo; la distinguida familia del pueblo de Dios.


X. Elegir la vida


Dios nos hizo por una razón. Su amor es nuestra misión en la vida. Esta misión nos permite encontrar nuestra verdadera identidad. Si decidimos abrazar esta misión, tendremos una perspectiva nueva sobre muchas cuestiones, no solo la familia. Vivir la misión de la Iglesia doméstica significa que las familias católicas vivirán, a veces, como minorías, con valores diferentes de los que tiene la cultura que las rodea. Nuestra misión de amor exigirá valentía y fortaleza. Jesús está llamando y nosotros podemos responder, eligiendo una vida de fe,esperanza, caridad, gozo, servicio y misión.






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